Por: María Juliana Esteiro
La entereza, convicción y transparencia en pos del bien social son algunas de las tantas virtudes que representan al joven concejal de Castro.
Enrique Soto tiene 30 años, es egresado de derecho, está felizmente comprometido con la convencional constituyente Adriana Ampuero y espera junto a ella lograr los cambios necesarios que Chile necesita.
Su familia se compone de su padre Enrique Soto Vargas-mecánico de profesión, pero activo en el área ganadera-, su madre Sandra Díaz Cárcamo-consejera técnica del juzgado de familia-y sus dos hermanas menores Catalina y Sofía. De sus abuelos, tres son profesores normalistas conocidos en Castro urbano y rural, uno de ellos fue exonerado y torturado político en la época de la dictadura militar, figurando en el informe Valech.
Sus primeros estudios básicos los realizó en la escuela Luis Uribe Diaz de Castro pero los continuó en el Liceo Galvarino Riveros Cárdenas, ingresando por prueba de selección en 7° básico, es en este establecimiento en donde lograría destacar como deportista, compañero y dirigente estudiantil, llegando a ser vocero de la Asamblea Nacional de Estudiantes, y de la Coordinadora de Estudiantes Secundarios de Temuco a Punta Arenas.
Al finalizar la enseñanza media, se matriculó en la Universidad de Concepción en la carrera de derecho. Hoy se está preparando para el examen de grado para luego obtener el título y poder ayudar a las vecinas y vecinos de la capital provincial y seguir trabajando como concejal.
En lo laboral se destaca por hacer parte a la comunidad a través de participación ciudadana, a las organizaciones o a quien quiera ser un aporte en alguna meta, ya que piensa que el trabajo en equipo es fundamental para sacar adelante un futuro mejor.
Con sus convicciones lleva la fuerza que destella su juventud y generación, que siempre debate lo establecido: “Desde las revoluciones pingüinas originales del 2006 y 2008, o el movimiento universitario del 2011-12 con sueños e ideales, pero con la fuerza de la razón por sobre todo, sabiendo que es legítimo avanzar con organización y es un derecho exigir lo que es justo. Creo que eso se hace carne al saber decir basta, muchos ya vimos sufrir a nuestros abuelos y padres para que más encima también el sistema nos domine a nosotros, creo que la institucionalidad debe servirnos y no servirse de nuestro trabajo”-agrega Soto.
DEPORTE
El deporte también es parte de su identidad, desde muy temprana edad le inculcaron que lo imposible no existe, que el esfuerzo depende un liderazgo positivo, disciplina y trabajo en equipo, venciendo las diferencias sociales y las discriminaciones. De pequeño su familia lo ha incentivado, sus mejores momentos deportivos los vivió desde los 15 años, representando a su liceo en las disciplinas de tenis de mesa y de fútbol, consiguiendo éxitos comunales, provinciales y regionales.
Cabe destacar, que posterior a esto el deporte le abriría las puertas a la universidad, y siendo mechón ingresaría a la selección de la carrera.
Después conocería el crossfit, y de forma paralela con sus estudios por medio de disciplina y entrenamiento viviría el alto rendimiento por casi 5 años, con triunfos de carácter regional, zonal, disputando 4 nacionales de la disciplina y consagrado como subcampeón de un torneo internacional en Lima, Perú.
DERECHO
La abogacía la elegiría no por gusto personal, sino por su historia como dirigente estudiantil y también como deportista, para utilizar las reglas y las normas para poder contribuir a la gente, a su desarrollo social, comprendiendo cómo opera el sistema para vencer los molinos y hacer más justa a la sociedad. En sus pasos deportivos y dirigenciales pudo ver muchas injusticias y faltas de oportunidad arbitrarias y eso lo llevó a elegir este nuevo camino como herramienta.
Llegar a ser concejal fue un desafío lleno de sorpresas: “La verdad no me veía de concejal tiempo antes, pero el estallido social y toda la historia que he pasado me hizo imposible tomar palco de la situación que se estaba viviendo en nuestro país con una clase política dirigente incapaz en más de 30 años y en el caso de Castro, un concejo municipal que no tenía renovación hace ya 3 o 4 periodos, era el momento de tomar responsabilidades por el pueblo y el mar y territorio que quiero”-comenta el concejal, que junto al Movimiento Archipiélago Soberano afrontó la candidatura para generar dichos cambios.
“A punta de calle, conciencia social y mirar de frente a la gente sin prometer nada más que trabajar y romperme el lomo por ellos, como siempre lo he hecho hasta hoy, pudimos hacer historia” -declara Soto.
Este joven soñador busca seguir en lucha contra el nivel central para conseguir mejoras de servicios en un territorio que según él sufre a diario el despojo por la falta de Estado, aspira a lograr una sociedad plurinacional que valore a los pueblos ancestrales y tenga un ánimo de comuna moderna, que se preocupe en la educación consciente, formadora para el vida y el trabajo, con identidad cultural y territorial que permita en un futuro hacer una defensa impecable de la soberanía insular.
“Las autoridades como siempre he dicho debemos ser portavoces del sentir ciudadano, allí están los problemas públicos y también la solución”-comenta Enrique, asegurando que las decisiones se deben tomar en conjunto y con participación de todos, apuntando a un Castro solidario con políticas deportivas comunales reales y no meras actividades, con una planificación urbana y de crecimiento demográfico ordenado y evaluado, con una cultura sin diferencias políticas en las disciplinas, uno que respete el medio ambiente y con mayor capacidad de gestar recursos para invertir en lo necesario.
Espera también que estos planes para Castro sean acompañados por el nuevo gobierno, para lograr en equipo instalar nuevas formas de hacer política, con movimientos sociales, organizaciones y comunidades comprometidas con el territorio.
A corto plazo anhela inspirar a más y nuevos jóvenes en la disputa de cargos de elección popular, destrabar la política de los mismos de siempre, cree que el momento de los movimientos y organizaciones sociales ha llegado. También espera acercar la política a la gente con instancias de discusión como los cabildos que organizó hace un tiempo atrás, acompañar al desarrollo de los clubes y juntas de vecinos en sus procesos de autogestión pública, y espera seguir trabajando en el Consejo de Seguridad Pública para desde allí combatir los problemas de prevención del delito.
Sin embargo, lo que más desea es poder lograr el apoyo de los demás colegas para que con voluntad política y unión se defienda y luche por un mejor Castro, unidos a través de comisiones de trabajo municipal, cuestión que hasta el día de hoy aún no ha podido concretar pero seguirá instando.