«Confirmo ya mi decisión oficial, que he optado por retomar mis proyectos personales y familiares que aplacé por venir a servir a mi región y no seré candidato a la reelección de Gobernador Regional».

De esta manera, la actual autoridad de Los Lagos, Patricio Vallespín, oficializaba su decisión de no encumbrarse en la carrera electoral con miras a los comicios de octubre buscando una reelección en el cargo.

 ¿Las razones? Según el propio Vallespín, todo se debe a su necesidad de retomar proyectos personales, pero claro, muchas veces los finales precipitados o sorpresivos, responden a una intención de quitarse a sí mismo el protagonismo que ciertas investiduras revisten, algo así como descomprimir una situación.

Ahora bien, los factores que en su momento lo ubicaban como la voz y representación de los gobernadores regionales de todo el país, con un casi innato perfil presidencial incluido, su cercanía e influencia para con mandatarios y políticos de alta jerarquía pesaron, quizás, de igual manera que su vinculación en el “Caso Convenios”. También su partida de Democracia Cristiana (DC), algo que lo dejó como un “lobo solitario” pero sin el soporte de una plataforma partidaria que lo sostenga, se añade a la lista de factores a tener en cuenta en esta decisión.

Volvemos a su justificación: motivos personales, pero para un político que, según sus propias palabras, ganó toda elección a la que se presentó ¿es suficiente su polémico derrotero de desventuras para mandar a archivar una prominente carrera política?

Y, más allá de que el propio Gobernador Regional adujo que esta determinación no significa un alejamiento total del ámbito público ¿cabe la posibilidad de que estemos ante un precipitado contrapunto de su vida como político?

«Creo que es el momento de dar un paso al costado en la carrera por la reelección y abrazo la vida que me espera al lado de mi familia que está lejos y que me ha esperado pacientemente estos tres maravillosos años de servir como gobernador», advirtió.

Quienes en algún momento vieron en Patricio Vallespín una fachada impoluta e imperturbable, hoy empiezan a presenciar el avejentamiento prematuro de quien alguna vez fue imaginado en su figura, la transversal silueta de la banda presidencial.