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La primera tripulación universitaria a bordo del Centinela I recorre las islas remotas de Chiloé

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En septiembre zarpó desde el puerto Marina del Sur, en Puerto Montt, la primera generación de estudiantes de Ingeniería en Gestión en Expediciones y Ecoturismo de la Universidad San Sebastián a bordo del Centinela I, embarcación multipropósito que realizará docencia, investigación científica y labores de apoyo a localidades aisladas. Una experiencia que los llevó por lugares remotos que pocos chilenos conocen. Este es el relato de un viaje maravilloso.

Siete jóvenes pertenecientes a la carrera de Ingeniería en Gestión en Expediciones y Ecoturismo de la Universidad San Sebastián, todos ellos entre los 20 a los 24 años, nunca imaginaron que iban a ser los primeros en formar parte de la primera tripulación del Centinela I, la embarcación escuela que a principios de septiembre zarpó desde Algarrobo, con rumbo al sur del país, para iniciar sus primeras labores de docencia, siendo un proyecto revolucionario.

Todos ellos entraron a la carrera en busca de algo distinto, con el fin de aportar al desarrollo sustentable del país y a la protección de su naturaleza.

Lo cierto es que la historia de Chile pasa también a través del mar. Tan solo en el siglo pasado fue el “SS Winnipeg” el barco que trajo hasta Valparaíso a más de 2 mil refugiados españoles que eligieron Chile como su país de asilo, mientras que un siglo antes la Esmeralda se catapultó en medio de la Guerra del Pacífico por su heroico acto, así como la poco reconocida Goleta Ancud salió en 1843 para tomar la Patagonia, fundar Fuerte Bulnes y extender el territorio hasta el fin de los confines, mismo lugar por el que Fernando Magallanes junto a los tres barcos que en noviembre de 1520 seguían rumbo a las “Molucas”, cruzando por primera vez el Estrecho que lleva su nombre, sin saber que eran parte de la primera tripulación que daba la vuelta al mundo.

Salir al mar es formar parte de esa historia. Catalina Zúñiga fue una de las tripulantes pioneras de Centinela I. A sus 22 años, cursa el último año de la carrera y cuenta que siempre quiso estudiar una disciplina que le diera la oportunidad de poder conocer más gente, lugares, sin dejar de estar rodeada de naturaleza. Esa es su meta cuando se titule y pueda dedicarse a lo que la lleven sus decisiones. Pero ni siquiera antes de matricularse se imaginó que iba a estar arriba de una embarcación por casi dos semanas para tener clases en el mar. Antes, había salido a navegar en lanchas por un par de horas, pero nunca con tantas obligaciones como las que tuvo con esta experiencia que la maravilló. Porque arriba del Centinela I no se está sentado escuchando una pizarra. Cada tripulante tiene un rol preponderante para arribar a destino.

Tuvo nervios, claro. Pero no hay nada más que le guste en el mundo que estar al aire libre en su vida. Se siente más cómoda en la naturaleza, lejos de oficinas o los típicos trabajos. “Nunca me vi trabajando en ese estilo”, reconoce, mientras hace memoria de la travesía. “Fue una experiencia totalmente nueva para mí”, dice la estudiante puertomontina.

Otro de los estudiantes que formó parte de la expedición fue Ignacio Donoso, de 21 años, proveniente de Río Puelo, un pequeño pueblo en la comuna de Cochamó, uno de los primeros asentamientos rumbo a la Carretera Austral. Ignacio tampoco se ahorra adjetivos para recordar lo que ocurrió a principios de septiembre. La primera vez que él se subió al Centinela I fue el día de la inauguración, y justo a la mañana siguiente, comenzó la travesía“Pude vivir una experiencia inigualable que me sirvió mucho para aprender, crecer y después ponerlo en práctica profesionalmente”, reconoce.

Un día normal en el Centinela

La ruta los llevó desde Puerto Montt hasta Fiordo Comau, ubicado en el Golfo de Ancud, hasta las Termas de Porcelana, cerca de Chaitén. Un día allí fue suficiente para luego dejar esa zona y pasar de punta a punta por todo Chiloé insular, a través de sus canales, visitando pequeñas islas que pasan desapercibidas la mayor parte del tiempo, donde algunos compatriotas hacen patria los meses de buen clima, aislados del mundo. Al cabo de 10 días, el retorno se concretó por el archipiélago de Calbuco retomando hasta la casa madre.

Aparte de aprender lo que conlleva manejar un velero a vela, los instrumentos, nombres, maniobras, todo eso que no se experimenta solo leyendo en un libro o en un viaje como turista, porque arriba del Centinela I, las y los estudiantes eran tripulantes.

Un día normal arriba en la embarcación partía temprano por la mañana. El turno que madrugó se iba a descansar, mientras el otro grupo tenía que dejar todo listo para zarpar, siempre observados por un cuerpo académico de cuatro docentes, que estuvieron permanentemente en la embarcación. Ambos estudiantes explican que, en grupos, se dividían las tareas de las tres estaciones. Los tripulantes en cubierta, el capitán y navegante, que son quienes llevan el rumbo de la embarcación, y luego los de cabinas, aquellos a cargo de las tres comidas diarias y mantener el orden. Si algo está fuera de su lugar puede ocasionar un accidente, por lo que siempre debían mantener la concentración en un espacio reducido y el único ruido es el motor de la nave mientras avanza a mar abierto.

Siempre navegamos alrededor de cinco o seis horas. Y cuando llegábamos a nuestro destino, terminaba el día de navegación, tirábamos ancla y, si estábamos en un lugar más habitado, podíamos bajarnos de la embarcación a conocer”, describe Catalina.

La rotación nos permitió a todos cumplir los mismos roles por igual”, resume Ignacio, mientras que el aislamiento no fue completo, ya que durante toda la experiencia hubo señal en mar abierto, para mantenerse comunicados con sus familias.

A su suerte, pensando que salieron los días finales de invierno, el mar estuvo tranquilo, aunque no con el suficiente viento que hubiesen querido. La embarcación usó mayoritariamente el motor, pero los estudiantes valoran que las condiciones meteorológicas fueron las correctas para la misión, así estuvieron con todas las velas abiertas y la embarcación totalmente escorada. “Con buen viento y buen oleaje, la embarcación se comportó de manera excelente”, menciona Ignacio, emocionado, recordando lo que ocurrió hace solo un par de semanas.

Cuando es la primera vez, y sobre todo tanto tiempo sin tierra firme, las enseñanzas quedan aún más marcadas en la memoria.

Ignacio dice que lo que más le sorprendió fue cuando escuchó al capitán David Tideswell, ciudadano Inglés que vive en Chile, decir que estaban por llegar a Chiloé insular, porque “nunca había pensado llegar a la isla a través del mar, siempre lo había hecho por el canal de Chacao”. Le sorprendió recorrer todos esos territorios y, pese a que se ven tan diminutas, casi imperceptibles en los mapas, se sorprendió por la magnitud del paisaje.

Catalina destaca Mechuque, la más occidental de las islas Chauques, además de ser la más próxima a la Isla Grande de Chile, donde habitan cerca de 300 personas, según el más reciente Censo. Allí, la tripulación compró algunas cosas para abastecerse, compartiendo con los locales, no tan acostumbrados a recibir visitas.

En otros aspectos propios de estar lejos de su zona de confort, Catalina comparte que lo más desafiante fue acostumbrarse a estar tantos días embarcados: “Al principio tuvimos problemas con los mareos, ya que el primer día nos tocó bien movido, pero ya con el tiempo nos fuimos acostumbrando”, dice, agregando que las prácticas, más que difíciles, fueron agotadoras, hasta que lograron tomarle el ritmo.

Es la mejor forma de enseñanza, ya que los conocimientos que te entregan se quedan mejor guardados que lo que tú puedes aprender en un aula sentado tres horas. Siempre te va a quedar algo, aunque sea un poquito de todo, ya que lo tienes que poner en práctica ahí mismo”, reflexiona Catalina.

Vuelta a casa

Tras 10 días, Catalina, Ignacio y la tripulación regresaron a eso del mediodía a Marina del Sur. Allí, la madre de la estudiante la estaba esperando. “Fue diferente volver a la civilización”, dice entre risas. Pasar de la calma del mar a una ciudad con sus autos y sus ritmos pueden sorprender a cualquiera. “Se nota lo rápido y estresante que es el día a día en la ciudad. En el mar, uno no tiene muchos agentes estresantes”, expresa, agradeciendo que la carrera que ha estudiado la conecta con lo que a ella le importa.

“Fue complicado volver a la vida normal” dice Ignacio, quien, citando a sus compañeros, señala que “el planeta Tierra seguía andando”. “El poder recorrer más de un metro cuadrado era algo a lo que no estabas acostumbrado después de 11 días. Fue grato, pero igual triste, por tener que dejar la embarcación”, dice al terminar de relatar sus memorias de navegante.

Los caminos del ecoturismo

Hasta la fecha, son 14 los estudiantes de la carrera los que han salido en el Centinela I a surcar el extremo sur, y para finales de año serán 40, sumando la próxima expedición a los alumnos de la sede Santiago que viajarán hasta Puerto Montt a principios de noviembre.

Fernando Aizman, director de la Escuela de Expediciones y Ecoturismo USS, destaca las primeras semanas de esta embarcación multipropósito y ya planifica los próximos recorridos: “Viene a constituirse como una sede de nuestra Universidad, pero que se encuentra en el mar y que es capaz de transferir conocimiento y ponerlo a disposición de la sociedad”, explica como parte de los objetivos centrales de este exitoso proyecto, y agrega: “El Centinela I permitirá aproximarnos a zonas aisladas y poco accesibles para centros de formación superior”.

Desde el lado profesional, el académico detalla que este puede ser el puntapié para encontrar nuevas formas de hacer ecoturismo, realzando el dato que el 42 por ciento del “maritorio” está bajo protección por alguna figura de conservación. “Chile mira su naturaleza en la tierra para la prestación de servicios ecoturísticos, pero no en el mar. Hay toda un área de desarrollo, que es parte de lo que nosotros enseñamos a nuestros estudiantes”, propone, pensando que los futuros egresados podrán generar modelos de negocios conscientes con el cuidado, la seguridad y la importancia de visitar estos lugares en mar abierto para la observación de avifauna o mamíferos marinos, por dar algunos ejemplos.

A ello, Fernando Aizman incluye el potencial de la experiencia y la suma de horas de navegación en mar y trabajo en equipo que adquirirán los estudiantes. “El valor de tener un egresado con esta experiencia puede significar una rápida y buena inserción laboral en Chile o en el extranjero. Estamos hablando que los buques de turismo son una opción habitual por parte de los turistas que recorren países o continentes”, expresa, sabiendo que para trabajar en altamar no basta con solo entender cómo se conduce una embarcación, sino contar con herramientas propias de un prestador de servicios, como seguridad, hospitalidad y otros desempeños que son valorados a la hora de insertarse en el mundo laboral.

Desde el punto de vista académico propiamente tal, la sede De la Patagonia de la USS (en Puerto Montt) ha llevado a cabo en Centinela I las asignaturas “navegación a vela y motor I y II” este 2023. Para 2024, que está a la vuelta de la esquina, la embarcación tomará otros cursos, con proyectos de investigación y vinculación con el medio, como parte de los propósitos anexos a las clases con el que se fundó este proyecto.

Ya se están desarrollando propuestas de investigación y nuevos procesos de innovación en áreas de interés hídrico, además contribuir al desarrollo regional de estudiantes de pre y posgrado; jóvenes investigadores que están iniciando su carrera, fortaleciendo el intercambio de la ciencia con los territorios.

De hecho, el director de la Escuela de Expediciones y Ecoturismo USS sostiene que “las temáticas de investigación están ligadas a la detección de floraciones de algas en cuerpos de agua, caracterización de parásitos marinos, estudios de calidad de agua, presencia de micro plásticos, entre otros, conectados con desafíos globales”.

Centinela I busca cumplir una función social y territorial, pensando en equipos multidisciplinarios que visiten la Patagonia, utilizando esta herramienta poco común para las universidades chilenas. Un modelo educativo que va más allá de las asignaturas, que se expande en lo infinito del océano para involucrar a toda una comunidad universitaria.

Fuente: La Tercera

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Castro

Construcción del nuevo salón velatorio municipal en Castro, una inversión de más de $100 millones

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Dentro de los próximos días comenzará la construcción del esperado Salón Velatorio Municipal, una obra que estará ubicada en el camposanto de la parte alta de la comuna.

El alcalde de Castro, Juan Eduardo Vera, expresó su satisfacción al señalar que esta iniciativa responde a una demanda histórica de la comunidad. “No hay deuda que no se pague, y especialmente cuando esta necesidad había sido planteada hace tiempo por los vecinos de nuestra comuna. Hoy, con orgullo, podemos decir que estamos cumpliendo con nuestro compromiso,” afirmó el edil.

Para la realización de este importante proyecto se destinarán 110 millones de pesos, inversión que refleja el compromiso del municipio con el bienestar y las necesidades de sus habitantes. La empresa adjudicataria de las obras tendrá un plazo de 150 días para concluir la construcción, asegurando que el nuevo salón velatorio estará disponible para la comunidad en un tiempo relativamente corto.

El alcalde Vera destacó que este nuevo espacio será absolutamente gratuito para todos los vecinos de la comuna. “Es fundamental que todos nuestros ciudadanos tengan acceso a un lugar digno para despedir a sus seres queridos, sin importar su situación económica. Este velatorio será un reflejo de nuestra solidaridad y del apoyo mutuo que caracteriza a Castro,” subrayó.

Este proyecto, largamente anhelado por los vecinos, será una realidad gracias al firme compromiso de la administración municipal y la gestión eficiente de los recursos fiscales.

Finalmente, el alcalde resaltó que los fondos destinados a este proyecto provienen exclusivamente de recursos municipales, gracias al orden y responsabilidad con los que se manejan las arcas fiscales. “Esta obra es posible gracias a una administración responsable y transparente, que prioriza las verdaderas necesidades de la comunidad,” concluyó Juan Eduardo Vera.

Departamento de Comunicaciones y RR.PP.

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Ancud

Federico Krüger y el fracaso de la Farmacia Popular en Ancud

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Federico Kruger, candidato a concejal de Ancud y posible postulante a la alcaldía de la comuna, ha comentado sobre la problemática situación de la Farmacia Popular, un modelo inspirado en la iniciativa del alcalde suspendido de Recoleta, Daniel Jadue que se encuentra en prisión preventiva por presuntos delitos de corrupción por caso de Farmacias Populares. Este modelo, creado en 2015, buscaba ofrecer medicamentos a precios más bajos, una idea que llevó a la formación de la Asociación Chilena de Farmacias Populares (Achifarp) en 2016 y a la cual se sumaron 170 municipios del país.

La implementación de este modelo en Ancud no tuvo el éxito esperado. Recientemente, el Ministerio Público ha estado investigando y ha decretado prisión preventiva para Jadue por irregularidades en la administración de estas farmacias. La Achifarp está actualmente en proceso de liquidación judicial debido a los hechos mencionados anteriormente.

Al respecto, Kruger expresó su frustración por el fracaso de esta iniciativa en Ancud, asegurando que: «Es penoso. Yo conozco el caso de Castro, que funciona, y la verdad es que es un tema que hay que saber administrar. Un almacén farmacéutico no puede ser tratado como un negocio cualquiera. Tú estás tratando de ayudar a la gente a acceder a medicamentos que consumen gran parte de su jubilación y sueldo. Es un deber ético, moral y técnico resolver esto de la mejor manera. No creo que falten personas capacitadas; hay mucha gente preparada en esto. Creo que todo se desvirtuó. Cuando era un negocio, había interés, pero cuando dejó de serlo, se olvidaron».

Tales declaraciones del exalcalde ancuditano subrayan la importancia de una gestión adecuada y ética en proyectos destinados a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, especialmente en temas tan sensibles como el acceso a medicamentos.

 

 

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Ancud

Abogado Eduardo Álvarez anunció que será candidato a alcalde de Ancud

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A través de esta declaración pública, el jurista y empresario chilote dio a conocer que retiraba su candidatura a Gobernador Regional por la Región de Los Lagos que algunos sectores estaban patrocinando, y a su vez, agradeció a todos quienes, en diferentes localidades del territorio, confiaron en él para representarlos en tan importante instancia. Cabe mencionar que Álvarez ha sido mencionado en varias encuestas y su nombre como el posible futuro alcalde de Ancud.

“Mi decisión recae exclusivamente en las numerosas solicitudes que día a día me expresan en la calle y en diversas reuniones para que sea candidato a alcalde por Ancud, por lo que hoy expreso firmemente mi decisión y comunico que «soy candidato a alcalde por mi comuna de Ancud», expresó en la misiva el abogado.

“Sé que actualmente nuestra comuna enfrenta grandes problemas en áreas como vivienda, salud, desarrollo productivo, económico y muchas más, por lo que junto a un gran equipo de profesionales, dirigentes, jóvenes y muchas personas interesadas en el desarrollo de nuestra comuna, estamos trabajando para ofrecerles a todos sus habitantes un plan de acción y así poder dar respuestas adecuadas en las diversas áreas en las que Ancud tiene problemas y que lamentablemente son muchas”, indicó el ancuditano. A su vez, invitó a que la comunidad se sume a su candidatura

“Invito a todos quienes quieran participar a unirse a nuestro trabajo y que sumen sus voluntades a este esfuerzo por reconstruir nuestra comuna. Ya basta de seguir haciendo de Ancud un experimento y de ver cómo nuestra comuna cada vez se hunde más y más. Queremos desarrollo y poner orden en nuestra gran casa, en la que todas y todos convivimos a diario”, señaló Eduardo Álvarez.

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