En el ciclo de entrevistas “Hablemos de inclusión escolar” que financia el Fondo de Fomentos de Medios Comunicación Social del Gobierno de Chile y el Consejo Regional de Los Lagos. El comunicador Francisco Chávez Catepillán, conversó con Raúl Catalán, director de la Escuela Antu Kau de la ciudad de Castro.
¿Cómo se clasifica la Escuela Antu Kau?
Esta es una escuela especial y que trabaja con estudiantes que tienen necesidades educativas, tienen alguna condición, sufren algún síndrome o tienen alguna discapacidad que le impida desarrollarse de buena forma en un espacio regular.
¿Eso tiene que estar justificado clínicamente?
Tiene que estar especificado clínicamente, tienen que entrar con un certificado médico que avalan con su condición o avala su síntoma.
¿Cómo es el funcionamiento interno del colegio?
En algún momento, los papás pedían que las escuelas especiales tuvieran un formato muy parecido a la escuela regular. Eso se logró con la sanción del decreto 33. Esto permitió a estas escuelas hacer un cambio de paradigma y pasar de una escuela especial a una escuela más especializada, pero desde el ámbito educativo. Esto ya es una escuela como tal. Tenemos el mismo funcionamiento que una escuela regular, el mismo horario, los bloques duran lo mismo. Por lo tanto, los estudiantes cumplen funciones y acciones como cualquier escuela. Lo que cambia está en la cantidad de estudiantes que hay por sala, el equipo multidisciplinario que trabaja con ellos y el formato del trabajo con ellos.
Hablemos de la cantidad de estudiantes que hay por sala y luego quiero conversar sobre la especialización de los profesores para trabajar en estas escuelas.
Nosotros tenemos 110 estudiantes que van desde párvulo, nivel básico y nivel laboral. Esto genera que tengamos de 8 a 15 estudiantes por sala.
Además, en el último registro que hicimos contamos alrededor de 300 patologías. Nosotros decimos que los estudiantes tienen retos múltiples porque tienen más de una condición. Hay estudiantes que pueden tener una condición de autismo y junto con esto pueden tener Síndrome de Down o alguna complejidad motora. Hay estudiantes que tienen hasta 8 condiciones. Por esto, son pocos estudiantes por sala.
Estas condiciones de los estudiantes significan tener un equipo multidisciplinario de especialistas para abordar la atención especial de cada uno de los estudiantes.
Claro, nosotros tenemos 14 cursos y cada curso tienen profesores y asistentes de aula. Inicialmente hay un equipo en el que está psicóloga, fonoaudióloga, terapeuta ocupacional y kinesiología. Más un grupo de monitores que tenemos de arte y música y que pueden ir desarrollando actividades con ellos complementarias al currículum original. Los que están en básica salen certificados igual que una escuela regular con octavo básico.
Lo que no tenemos es enseñanza media, pero si tenemos un programa algunos estudiantes pueden ir a trabajar a nuestro liceo vecino y puedan desarrollar su enseñanza media en conjunto con nosotros.
¿Hay actividades de inserción en la comunidad?
La idea de desarrollar una especialización es que esta especialización se vea reflejada en la comunidad. Ya tenemos un comodato con la Universidad De Los Lagos y tenemos un formato de comodato con una fundación internacional que llegó a Chiloé. Ellos hacen la capacitación en el mundo laboral, hacen el acompañamiento en las prácticas laborales y después le buscan trabajo a los estudiantes. Los chicos siguen viniendo al colegio. Por eso tenemos 4 chicos que están trabajando en estos programas que no son más de 20 horas. Nosotros tratamos de que no se exceda de este horario porque muchos de los soportes emocionales lo tienen en el colegio. Entonces cuando cometen errores en el trabajo, se nos informa a nosotros y hacemos la modificación conductual para que no vuelva a ocurrir.
¿Cuál es la disposición de las empresas locales con estos programas de inclusión?
Primero hay desconocimiento, hay resistencia en recibir a estos estudiantes y el desconocimiento genera miedo. Una vez que ellos conocen lo maravillosos que son los estudiantes, no los quieren dejar ir. Ellos son tan comprometidos con su trabajo y aprenden tan bien la rutina que tenemos hasta una jefa de mucamas.